ORFEO Y EURIDICE - 03
Por: Jaime Ariansen Céspedes - Instituto de los Andes - Perú
La Historia del Vino - Dionisos - Cap: 15
Hades y Perséfone
En menos tiempo de lo que cualquiera se hubiera imaginado, nuestro héroe Orfeo, se encontraba cruzando las colosales columnas del palacio de la oscuridad impenetrable y recorría un tétrico pasadizo hasta llegar e una enorme y austera habitación, en medio de la cual estaban en su trono de piedra Hades y Perséfone, quienes no pudieron ocultar su sorpresa al ver delante de ellos a un joven, flaco y desgreñado, que los mira directamente a los ojos, saca de una bolsa unos regalos, los coloca a sus pies y acompañado con su lira y sin mas preámbulos comienza a cantar una solicitud de ayuda, mediante una muy dulce melodía pide que le permitieran vivir junto a su amada Eurídice.
La reina se conmovió de tal manera con la triste historia, que sin salir todavía de su sorpresa y estupor, intercedió ante su poderoso esposo para que accediera a la solicitud del poeta enamorado.
Hades, acepto rápidamente la solicitud de Perséfone, con tal de deshacerse de este incomodo y bullicioso personaje que no encajaba con ninguna de las características de su frío y silencioso mundo.
El soberano sentencia: Orfeo, puedes regresar a tu mundo, recorre lentamente el camino por donde viniste, sin prisa y sin pausa, Eurídice te seguirá, pero te impondré como única condición, la prohibición de observar los detalles del mundo de las tinieblas y menos voltear la cabeza para mirar de donde vienes.
Orfeo, agradeció con una profunda venia y silenciosamente volvió tras sus pasos, rumbo a la vida y la felicidad. Pero...... siempre existe uno, lamentablemente, cerca de la laguna Estigia le comenzó a invadir la duda...... ¿y si Eurídice no lo estaba siguiendo?..... un deseo incontrolable de verificar este hecho, le hizo volver la cabeza hacia el camino, justo cuando subía a la embarcación de Caronte y vio unos pasos mas atrás a la dulce Eurídice que lo miraba sonriente.
Pero Orfeo había desobedecido las indicaciones de Hades y Perséfone, la concesión había terminado, desesperado vio mientras se alejaba de la orilla en la embarcación de Caronte, como las Furias tomaban de la mano a su amada y la conducían de regreso al mundo de la desesperanza y el frío eterno de la muerte. (Continuara)
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