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ENOLOGIA

CAMBIO EN EL MERCADO DEL VINO

 

Por: Diego Brando - LATITUD2000 - Argentina - El mercado del vino ha experimentado sin dudas, en los últimos años, cambios radicales. La relación consumidor - producto es uno de los factores que ha dado un giro importante. Tomamos menos cantidad pero de más calidad.   El producto en si mismo se ha transformado desde hace unos diez años buscando un punto de equilibrio entre el gusto del consumidor y las necesidades del bodeguero.  

Recuerdo que en mi niñez estaba muy arraigado el concepto del vino añejo. Era un producto que se elaboraba y se guardaba de manera paciente para ser consumido muchos años después. El cambio era notable en la botella luego de ese periodo de descanso.   Inexorablemente se decía que el vino mejoraba con la guarda. Hoy, unos cuantos años después, hay quienes ponen en tela de juicio este proceso y esa manera de vinificar. De hecho, todas las bodegas han pateado el tablero y ofrecen "vinos jóvenes", aduciendo que es el gusto del consumidor por lo que se elaboran vinos para ser consumidos dentro del año de producidos y embotellados.  

El punto es encontrar el equilibrio, ya que hoy coexisten muchos productos similares. Sucede a diario que en catas a ciegas muchos vinos parecen iguales; colores rojos violáceos (sinónimos de juventud), aromas primarios y acidez a veces excesiva. Fruta y frescura es el denominador común de los tintos cotidianos, y más aún, en los malbec que en muchas ocasiones parecen vinos de molde.  

A mi juicio, los vinos jóvenes, son más una necesidad del bodeguero de recuperar rápido el dinero invertido que el verdadero gusto del consumidor. Hay vinos tintos jóvenes de muy buena calidad y que son muy agradables en determinados momentos y para acompañar ciertos alimentos pero creo que no todo es "juventud" a la hora de beber un buen vino. Más allá del cuestionamiento actual de quienes dudan de la mejora del vino con el tiempo, si usted ha probado un vino guardado no podrá negar que la experiencia sensorial es sorprendente.  

Comienza seduciendo desde lo visual, ya que percibir en nuestra vista los matices del paso del tiempo en el vino nos permite apreciar esa transformación del pigmento dando paso a los tonos teja primero y luego amarronados. Si experimenta con un vino guardado más de 10 o 15 años apreciará en su copa como si el sol la iluminara con sus rayos.  

Los aromas  de un vino evolucionado nos harán percibir sensaciones únicas. El noble paso del tiempo nos permitirá experimentar lo que llamamos "reducción" que es la evaporación y concentración de los aromas primarios, algo así como el fondo de cocción cuando prepara pacientemente un exquisito plato y la suma de ingredientes fusionan.  

Por último, de un vino guardado, percibimos en la boca todo el encanto y la elegancia que se transforman en una de las cualidades más preciadas en un vino que es su armonía. Es la suma perfecta de todo lo que el vino tiene para darnos. Color, aromas, textura y sabor mancomunados a través del tiempo y en su medida perfecta. Es haber elegido, para esa botella, el momento justo para apreciar todo su potencial.  

El vino nuevo tendrá la fuerza y el ímpetu de la juventud, el vino reposado nos sorprenderá con la complejidad y la sofisticación que nos proporcionará el bouquet.   Aún con lo expuesto habrá quienes afirmen que los vinos jóvenes son mejores o más ricos, pero más allá de gustos personales el tiempo y el reposo no son en el vino valores en decadencia.

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