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ENOLOGIA

MARQUÉS DE RISCAL

HOTEL MARQUÉS DE RISCAL
Por: A. Gi. / Longroño - La historia de Marqués de Riscal es la de un renovador inquieto que ha liderado los grandes cambios enológicos de Rioja en el último siglo y medio, y, en los últimos treinta años, de Rueda. Pedro Aznar Escudero, director técnico, presentará el próximo día 21 a los aficionados de lomejordelvinoderioja.com las principales referencias de tintos (Rioja) y blancos (Rueda) de la casa en una cata plena del sentido que Marqués de Riscal ha impreso en su trayectoria enológica y mercantil durante siglo y medio.
La propuesta comienza con los blancos de una zona a la que Riscal viajó en los años setenta buscando una variedad alternativa a la de Rioja y en la que se encontró con una corriente de arranque de verdejo por la entonces más rentable viura: «Pagamos el doble a los proveedores para que mantuvieran el verdejo», recuerda Pedro Aznar. El Marqués de Riscal Sauvigon Blanc 2008 será el primero. Es un monovarietal de una uva francesa que «introdujimos en 1974 en Rueda y hoy prácticamente el 80% que hay en la zona es nuestra», explica el enólogo. El vino destaca por el potencial aromático y finura de la uva, que «además de para un gran varietal es también un notable aporte a la verdejo».
En este sentido, la sauvignon, en pequeñas cantidades, complementa el Marqués de Riscal Verdejo 2008, la segunda propuesta de cata: «Es un vino que ha evolucionado, como lo está haciendo la propia Rueda, hacia sus propios orígenes». «Tras el gran boom de los noventa, vuelven los vinos menos globales, más auténticos, y con criomaceraciones más cortas para garantizar la acidez». «La verdejo es de piel dura, rústica, con una gran personalidad, la uva blanca que yo conozco con más estructura, junto con la godello, y la completamos con ese poquito de sauvignon blanc para destacar aún más sus características aromáticas».
Con el Limousin 2008 termina el periplo por Rueda. Es el vino más tradicional, heredero de las largas crianzas de Rioja, con uva seleccionada de viñedos viejos, gran estructura y vida por delante: «Ya no es un reserva -detalla Pedro Aznar-, sino un fermentado en barrica, en tinas más grandes de 300 litros, y en el que la fruta permanece para hacerlo más fácil de beber».
Rioja
La cata llega al territorio de los tintos con el Marqués de Riscal, reserva 2004. El buque insignia de la casa y «una auténtica bomba» en palabras del propio enólogo. «Personalmente -indica-, pienso que está incluso mejor que la añada 2001 y lo que puede sorprender es cómo se pueden hacer 4 millones de botellas». La clave, señala Aznar, es «el control, la preselección y la selección». En este sentido, Riscal clasifica sus fincas y las de sus proveedores con tecnología por satélite, pero no se vendimia un viñedo sin cata de uvas. Sus mesas de selección son capaces de procesar dos millones de kilos y los proveedores «trabajan las fincas como si fueran nuestras». Finalmente, los cuatro enólogos de la bodega ensamblan en febrero los diferentes vinos hasta el punto de dejar fuera cada añada entre 300.000 y 500.000 litros. El resultado, un reserva que «estoy seguro de que va a sorprender a los aficionados».
La cata concluirá con el Marqués de Riscal 150 Aniversario, gran reserva 2001. Un extraordinario vino, al que la Guía Repsol ha calificado este año como uno de los mejores de España, que conmemora el siglo y medio de la bodega (fue fundada en 1858) y que llega con la nueva Ciudad del Vino y el emblemático edificio con el que Frank O. Gehry puso a Riscal en la vanguardia del siglo XXI: «Es de producción más limitada y seleccionada, con viñas de no menos de 30 años, y supone un pequeño guiño a los grandes vinos de Riscal de los años 50». «Lleva algo más de más tiempo en barrica -continúa- porque el vino la pedía, pero conserva agradables notas de fruta concentrada y confitada con una gran estructura que garantiza una larga guarda».

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