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Washington (EFE). Un equipo de investigadores de la Universidad estatal de Kansas empleó un avanzado sistema de información para determinar lo que cualquier amante del vino sabe: la geografía hace la diferencia.

Según un estudio difundido hoy por esa universidad, el profesor asociado de geografía Shawn Hutchinson durante su año sabático en Francia ha colaborado con el profesor Michael Gay, de la Escuela de Ingeniería de Universidad de Toulouse para cuantificar el impacto del lugar en la calidad de las uvas y el vino que producen.

Hutchinson y Gay usaron sistemas de información geográfica para identificar científicamente las diferentes categorías de terreno -“terroir” para los expertos- y elaborar mapas que beneficiarán a los productores de vinos y a los consumidores que los disfrutan.

“Pocos entusiastas del vino confundirían un vino procedente de Bordeaux con uno de la región de Langedoc en Francia, aún cuando se hayan producido con la misma especie de uvas”, dijo Hutchinson.

Si bien los procedimientos tradicionales de elaboración del vino empleados en esas áreas distintas “contribuyen ciertamente a las diferencias, es igualmente importante dónde y cómo se cultivaron las uvas, y esto incluye las diferencias de clima, suelos y orientación topográfica”, añadió.

RELACIÓN SITIO-CALIDAD
Si bien se acepta en general la idea de que el lugar, las formas de cultivo de las uvas y las prácticas enológicas tienen un impacto significativo en la calidad de los vinos, pocos han sido los estudios que han establecido un vínculo cuantitativo entre sitio y calidad.

Para establecer este vínculo Hutchinson y Gay siguen recolectando datos del área que estudian en el sudoeste de Francia.

Entre esos datos se incluyen la elevación, del declive topográfico, curvatura de la superficie, horas de luz solar y radiación solar durante la estación de crecimiento, y el índice de humedad topográfica que mide cómo se mojan los suelos durante las lluvias.

A continuación los investigadores clasifican los datos para elaborar mapas que señalan dónde estos datos son similares. En sus resultados preliminares Hutchinson y Gay encontraron 10 clases distintas de “terroir” en la región de Saint Mont, del sudoeste francés.

Luego determinarán si los viñedos en estas clases de “terroir” producen uvas y vinos, de cualidades diferentes, y medirán las cualidades sobre la base de análisis químicos efectuados después de la cosecha de 2008.

“Lo que buscamos es proveer una designación científicamente válida, pero orientada al mercado, de cada una de estas diez clases de “terroir”, presumiendo que como lo indican los primeros análisis estadísticos, están correlacionadas directamente con las cualidades del vino”, dijo Hutchinson.

“Muchos entusiastas del vino, pero especialmente los franceses, están muy interesados en saber cómo y dónde se han producido sus comidas y bebidas”, añadió.

“La capacidad de los productores de vinos de incluir la clase de “terroir” en la información de sus etiquetas tendrá buena acogida entre los consumidores”, dijeron.

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