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ENOLOGIA

EL MARTINI - CAP: 04

Por: Jaime Ariansen Céspedes - Instituto de los Andes 

El Martini y los Famosos.

 

1. Winston Churchill. (1874-1965) Gran estadista inglés, de figura inconfundible, lo recordamos con su cigarro puro y un clásico sombrero, es uno de los grandes protagonistas de la historia del siglo XX. Pero lo que nos interesa en este caso es su gran afición al Martini. Según su propia definición era un experto preparándolo y describía entusiasmado su receta. Su secreto era enfriar bien la ginebra junto con las copas. Escogía escrupulosamente la aceituna y tenía cerca una botella del mejor vermut seco. Luego de servir la ginebra y adornarla con la aceituna miraba fijamente la botella del fino vermut que tenía al costado de su copa de Martini, se concentraba por un momento y enseguida estaba listo su Dry Martini. Se dice que el General Patton (1885-1945) tenía la misma costumbre, sólo que dirigía su vista hacía Italia, a diferencia de Churchill que miraba hacia Francia.

 

2. Franklin D. Roosevelt. (1882-1945) Nacido en Hyde Park, Nueva York, llegó a ser uno de los presidentes más queridos en una época muy difícil para los Estados Unidos. Le tocó enfrentar la absurda ley seca norteamericana, que duró desde el 16 de enero de 1920 hasta mediados de 1933 en que el Presidente Roosevelt la derogó. El país entero festejo la derogatoria y el Presidente brindo públicamente con un Martini. Tiempo después se conocería que como cantinero, el jefe de estado era bastante informal ya que le añadía a sus Martinis un toque de anís en unos casos y en otros un chorrito de jugo de naranja. Roosevelt, en la histórica reunión de Teherán, durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943, ofreció a Stalin un Martini que él mismo preparó. El comentario del jerarca ruso fue: "está bien, me gusta, pero es algo frío y fuerte para el estómago".

 

3. Cole Porter. (1891-1964) Nació en Peru, pero no en la nación andina, sino en una ciudad de ese nombre del estado de Indiana. Es uno de los más grandes compositores de todos los tiempos, sus éxitos son innumerables. Para el Martini tiene elegida una adecuada música de fondo, clásica, inolvidable, estamos hablando del jazz y del blues. Este gran creador escribió bellas canciones muy adecuadas para el ritual del bar, como: "Make It Another Old-fashion, Please", "Say It with Gin", "Absinthe Drip", "Cocktail Time" o "Drink, Drink, Drink". Y si usted desea añadir una cereza o aceituna especial, que la melodía de Porter la interprete la exquisita Julie London.

 

4. William Faulkner. (1897-1962) Escritor norteamericano nacido en New Albany, tiene una importancia capital en la literatura mundial. Se hizo famoso al escribir en 1929 la novela "El Ruido y la Furia". Luego viene un torrente de éxitos hasta que en 1949 obtuvo el Nóbel de Literatura. "Una fábula", es una de sus últimas novelas, fue publicada en 1954 y con ella obtuvo el premio Pulitzer. Amaba los whiskey sours y los Martinis que terminaron por matarle, pero era incapaz de escribir sin antes tomarse unas copas: "Cuando bebo el primer Martini me siento más grande, más sabio y más alto. Cuando bebo el segundo, me siento superlativo. Cuando tomo alguno más, ya nada puede detenerme".

 

5. Bernard de Voto. (1897-1955) Reconocido escritor y periodista norteamericano. Por su excelente ensayo histórico "Across the wide Missouri" ganó el  Premio Pulitzer en 1948. Buen bebedor de Martinis, como todo escritor que se aprecie, acuñó una famosa frase: "Este coctel es el regalo supremo norteamericano a la cultura mundial". En otra de sus odas al buen beber señala: "No puedes mantener un Martini en el refrigerador más de lo que mantendrías un beso. La apropiada unión del gin y el vermut es una gran y súbita gloria, es uno de los matrimonios más felices en la Tierra y uno de los más breves". Ante estas palabras no podemos más que disfrutarlo con ciertas reglas y mucho respeto a la ceremonia. Por ejemplo, no se toman Martinis estando despeinados, transpirados o en zapatillas.

 

6. Joseph Pla. (1897-1981) Periodista y escritor español, nació en la localidad gerundense de Palafrugell el 8 de marzo de 1897 y falleció en Mas Pla de Llofriu, el 23 de abril de 1981. En alguna ocasión manifestó que formaba parte "de una pequeña tribu catalana", cuyo paisaje y gentes contribuyeron a forjar su carácter. Así, con su punto de vista singular, dejó como legado una representación de la realidad catalana y se convirtió en un auténtico punto de referencia de la cultura de su época. Su obra completa publicada por la Editorial Destino, llena una colección de 45 tomos. Resulta para nosotros especialmente interesante el libro de cocina de Pla, "El que hem menjat" (1972). Más producción. imposible. Joseph Pla era un gran admirador del Martini, del que se consideraba una autoridad. Sin lugar a dudas al "Maestro" hay que creerle todo.

 

7. Humphrey Bogart. (1899-1957)  Nació en el seno de una prominente familia de New York. Su padre fue Forest Bogart, médico de Manhattan, y su madre, Maud Humphrey, brillante pintora. Ambos alcohólicos. De su cuna se explica su nombre y sus genes para la bebida. Logró su primer éxito cinematográfico en "El bosque petrificado" (1936), de Archie Mayer, interpretando al gángster Duke Mantee, gran bebedor de Martini, bebida indispensable para todo jefe de la mafia. Pero fueron dos producciones las emblemáticas para la historia del Martini: "El halcón maltés" (1941), de John Huston, en la que encarnó al explosivo y bebedor detective Sam Spade, y por supuesto la eterna "Casablanca" (1942), de M. Curtís. Le concedieron el Oscar por su papel en "La Reina de Africa" (1951), de John Huston. Se casó en 1946 con la actriz Lauren Bacall con la que tuvo dos hijos. Falleció el 14 de enero de 1957 de cáncer de garganta en Los Ángeles, California. Se le atribuyen decenas de frases relacionadas al beber y a la bebida, pero nos quedamos con sus supuestas últimas palabras, en el lecho mortal: "No debí cambiar del Scotch a los Martinis". Si existe un paraíso, en él nos imaginamos al gran Bogie sentado a la barra del Rick´s Café sosteniendo un Martini doble en la mano derecha, escuchando los acordes de Sam al piano y recordando París. jaimeariansen@hotmail.com

 

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