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ENOLOGIA

CAPITULO 28 - VINOS DE ESPAÑA - 07

Galicia:
La grandeza del océano

Galicia, el misterioso Finisterre ante el que se rindieron aterrorizadas las legiones romanas, produce una buena parte de los mejores vinos blancos españoles: los albariños procedentes de la comarca vinícola denominada Rías Baixas.

 

Unos vinos luminosos, de hermosos reflejos verdes o dorados, de gran finura aromática, de paladar fresco y sabroso, que constituyen la compañía perfecta de langostas, bogavantes, ostras, almejas, percebes, lubinas, rodaballos y un largo y delicioso etcétera de especies marinas que hacen de Galicia una auténtica despensa de lujo.

 

Si el clima es uno de los soportes de la calidad de los vinos de Albariño, el otro pilar hay que buscarlo en las propias virtudes de la variedad, emparentada con la Riesling centroeuropea que introdujeron en la región los monjes de Cluny que peregrinaron la tumba del apóstol Santiago en la Edad Media.

 

Cepa Godello

Pero siendo los mejores, los albariños no son los únicos vinos de calidad que ven la luz en Galicia. La variedad Godello proporciona en la comarca de Valdeorras blancos de finura y delicadeza fuera de lo común, mientras que en la zona del Ribeiro, de vinos generalmente menos refinados, comienzan a despuntar algunas etiquetas de gran nivel.

RIAS BAIXAS.

La Albariño es la variedad clave en la explosión de calidad de esta denominación de origen gallega, productora de cotizados vinos blancos secos. Esta uva desprende en el vino una colección de olores sutiles y frágiles, de fruta fresca recién pelada, que suelen ir acompañados, en años de clima lluvioso, de una elevada acidez.

Cepa Albariño

Las posibilidades enológicas de la variedad Albariño no se agotan en la elaboración de vinos jóvenes. Su comprobada nobleza permitiría, sin duda, otras líneas de actuación, fijando poco a poco las fincas o territorios privilegiados para la plantación de cepas nobles; preparando los vinos de Albariño para envejecer en las botellas; fermentándolos en barricas de roble, etcétera.

La Denominación de Origen Rías Baixas hallaría magníficos indicios y referencias, para derivar hacia estos nuevos derroteros, en otras regiones históricas de blancos como Alsacia o la Loire.

Ribeiro

Espoleadas por elaboradores como Emilio Rojo y otros, empeñados en rescatar para los vinos del Ribeiro la dignidad que tuvieron en otras épocas --ya lejanas, por desgracia--, algunas bodegas acogidas a esta célebre denominación de origen gallega replantean su labor basada en los grandes volúmenes y se suman al segmento de los blancos de calidad.

Tras sustentar un largo y agudo proceso degradatorio de los vinos de la zona, variedades de uva como Palomino (en blancos) y Garnacha Tintorera (en tintos) pierden terreno y peso específico frente a variedades autóctonas de finura y nobleza probadas, como las Treixadura, Loureiro, Lado y Torrontés (blancas) o Caíño y Brancellao (tintas). El futuro es prometedor.

Valdeorras

La cuenca valdeorresa del rio Sil está cubierta de viñedo, desde la localidad de O Barco hasta A Rúa, junto a los álamos de las riberas y también en las laderas que miran al sur. Existe un especialísimo microclima, cruce de mediterráneo y oceánico, que colabora en la maduración de los racimos. Se trata de un pasillo cálido, entre altas montañas, con una luminosidad superior a la de otras comarcas gallegas.

 

La aromática Godello, uva blanca autóctona, es el principal patrimonio de esta denominación de origen. Se prima en Valdeorras su plantación, pero también la de las variedades tintas Mencía y Merenzao o María Ordoña. La Mencía se ha adaptado bien a las características geoclimáticas y es posible hallar en el mercado una buena colección de vinos monovarietales. A partir de la uva Mencía, Valdeorras compite con muchos otros tintos jóvenes, gracias a los deliciosos aromas a zarzamora, ciruela y regaliz de la variedad.

Monterrei

Los viñedos de esta joven Denominación de Origen gallega se extienden como una alfombra por las laderas y hondonadas del Valle de Monterrei, situado en la parte oriental de la provincia de Orense, muy cerca de la frontera con Portugal. El río Támega y sus afluentes ordenan una geografía privilegiada para el vino, donde reinan las variedades treixadura, doña blanca y godello entre las blancas, y mencía y bastardo o maría ardoña entre las tintas. Produce blancos aromáticos, de fuerte personalidad, y tintos ligeros y delicadamente aromáticos.

 

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