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ENOLOGIA

80 CÓCTELES

BLOODY MARY

El día después de una juerga

JAVIER DE LAS MUELAS. - 20 Minutos. ES.
  • Nació en París en 1921 en el Harry’s Bar .
  • El tronco de apio se empezó a añadir en los 60.
  • Lleva vodka, zumo de tomate, zumo de limón, tabasco, salsa Perrins, sal de apio y pimienta.
Nació en París en 1921 en el Harry’s Bar. El nombre de Bloody Mary era también el apodo de María Tudor, reina de Inglaterra durante un breve pero sangriento periodo de tiempo (1553-1558).

Según los norteamericanos fue creación del barman del St. Regis Sheraton de New York, que tuvo la feliz idea de combinar vodka con zumo de tomate, durante una fría noche de invierno de 1920. Mientras el barman le añadía el resto de ingredientes, la clientela lo iba bautizando con diferentes nombres, a cual de ellos más sangriento y ocurrente; más dignos del Krueger Hotel del Tibidabo que del mundo de la coctelería.

Al final se eligió el de F.L. Petiot, que tal era el nombre del susodicho barman, el de Bloody Mary en “homenaje” a una novia que le había abandonado.

Otra versión nos sitúa su lugar de nacimiento en el Harry’s New York Bar de París, en 1921 Pete Petito mezcló zumo de tomate, vodka, sal, pimienta, y salsa Worcestershire, y lo bautizó con ese nombre en homenaje a la actriz Mary Pickford.

El apio fue usado como removedor por primera vez en los años 60

El añadir el tronco de apio sucedió en los 60, cuando un cliente del Hotel Ambassador recibió en la habitación su Bloody Mary sin el ’stick’ removedor, no teniendo nada más a mano de una bandeja de ensaladas cogió el apio utilizándolo para remover. A partir de ese día no hay barman que se precie que no lo incorpore.

Se prepara en vaso mezclador: añadimos una copa de vodka Grey Goose, unos 150 cl. de zumo de tomate, una cucharada de zumo de limón, golpes de tabasco y salsa Perrins, sal de apio y pimienta. Removemos bien y servimos en vaso de long drink mediano. Decoramos con un tronco de apio.

Es un cóctel idóneo por su carácter reconstituyente, para, tras una noche de fiesta, tomar el día después. Uno ha de tener en cuenta que el mejor momento para preparar un Bloody Mary nunca es nuestro mejor momento.

ROBOT BARTENDER

Lo mismo que pasó con las máquinas de café ahora pasa con las bebidas en general, ya existe un robot-bartender toma las órdenes de bebidas, cocktails y tragos en general. Se denomina MyFountain y es el primer robot-bartender totalmente automatizado.

Atrás de ese look de cafeterá gigante, se encuentra un refrigerador que posee 12 tipos diferentes de bebidas alcohólicas y mezclas pre-hechas, en la parte superior se encuentra el cerebro de este robot-bartender impulsado por una computadora Windows XP, desde allí podrás añadir nuevos tragos o compartir tus fórmulas para realizar las bebidas más exquisitas.Su precio es de unos aproximados $2.575 dólares

Robot Bartender

CÓCTELES - EL SAN FRANCISCO

Cócteles accidentales: El San Francisco

san-francisco-131107-01.jpgCuenta el cotilleo urbano que en 1970 y esa cuarta ciudad californiana estadounidense, la de los Levi's, beatniks hoy cenizos y frenético gold rush, el dueño de un bar penetrando matutinamente en su establecimiento, descubrió estupefacto a su empleado completamente borracho y roncando tras la barra. Indignado y sacudiendo al sujeto, le pidió explicaciones.

El imaginativo barman, para salvar el puesto, recurrió al mote de su ciudad, la que "knows how" y soltando un farol, contestó sin reírse que "...estaba esperando los colores del alba ... para inmortalizarles en un cóctel que le haría famoso".

san-francisco-131107-02.jpgLo demostró en un santiamén, realizando un mix de cromática flashy internacionalmente conocido, faltaría menos, como "San Francisco".

El combinado se gesta en el shaker refrescado, mixando 1/2 cl. de jarabe de granadina, 15 de zumo de naranja natural, 5 de vodka de calidad y 3 de jugo de plátano.

 

san-francisco-131107-03.jpgVerter en un vaso "tumbler" (tubo, unos 25cl.), cuyo espacio, en parte rellenado de hielo, permite refrescar integralmente los long drinks, caso que nos ocupa. Tocar de una cereza confitada y degustar con los preceptivos aperitivos, para evitar el inevitable subidón.

Otra variante para tastemakers enrollados es la Tequila Sunrise, donde la vodka está sustituida por ese licor mexicano.

Para adquirir la apelación de origen controlada de tequila, el brebaje debe ostentar 51% de agave azúl, suculenta creciendo en la región sinónima del Estado de Jalisco.

Bebida nacional del país de las rancheras, el manjar se obtiene mezclando el mosto fermentado de la piña de la planta con jarabe de maíz o caña de azúcar. Elaborado con jarabe de agave sabiendo a caramelo, pasa a llamarse mixto y es delicioso

LA HISTORIA DEL DAIQUIRI

Por: Jaime Ariansen Céspedes - Instituto de los Andes 

 

EL CICLÓN DEL CARIBE - En la misma escalinata del avión, en mi primera visita a Cuba, pude sentir el encanto del Caribe. La brisa se mecía entre las diferentes tonalidades del intenso azul del cielo y el mar. Complementaba el cuadro una brillante luz de pleno sol, que lo alumbraba todo con dorado resplandor.

Creo que venía predispuesto para disfrutar del placer de la naturaleza, influenciado por el Almirante de la Mar Océano, don Cristóbal Colón, quien fue el primero en entusiasmarse con esta isla al calificarla como "el lugar más hermoso que ojos jamás hayan visto".

El primer capítulo de la historia del Daiquirí, sabroso y sensual cóctel, fue escrito en medio del mágico encuentro de dos mundos diferentes, en 1493, cuando los embajadores del placer intercambiaron la transparencia de las volutas del tabaco por el ardiente dulce de la caña de azúcar y por supuesto, su hijo predilecto, el ron, el verdadero ciclón del Caribe.

La gente de Cuba es entrañable, los buenos amigos se encargaron de que mi estadía, con fines académicos, fuera realmente inolvidable. Recorrimos literalmente de palma a palma "La Habana Vieja", y a través de sabios relatos pude transportarme a finales del siglo XVIII, en pleno barrio de Monserrate, al lugar del más famoso bebedero de todo el Caribe: "La Piña de Plata". Dos arcos de sillar nos señalaban uno la calle del Obispo y el otro a la calle O'Reilly, en medio una hermosa plaza donde se lucía con sus puertas abiertas, en clara señal de amistad, este famoso lugar, ofreciendo a los sedientos jugos, infusiones y un incomparable trago del ardiente ron.

Con el paso de los años, en 1771, vino la época del hielo. Don Francisco de Arango y Parreño presentó una solicitud para traer a esta bella ciudad la maravilla del frío, "para que los habaneros puedan gozar cabalmente del clamoroso estío". El señor Gobernador, Marqués de Someruelos, aprobó la iniciativa. Primero se lo importó desde Veracruz y Boston, pero en 1805, el "rey del hielo", el gringo Tudor, obtuvo el monopolio de su fabricación en Cuba. Los alegres bebedores de ron comenzaron a probar las alternativas con el nuevo y frío elemento, compitiendo con sorbetes, nieve endulzada y helados. La Piña de Plata estaba en todo su esplendor.

 

A mediados del siglo XIX, en pleno Paseo del Prado, reinaba Cecilia Valdés, otro mito trascendente, una sensacional mulata con cuerpo de guitarra que fue símbolo en el proceso de abolición de la esclavitud. Me explicaron que su memoria romántica y ardiente se conserva intacta en la formula del Daiquirí.

Estaba naciendo la "cubanía", con sus acentos de piel morena, criolla, sonora, con ritmo,  sandunga y tumbao, en medio de un multicolor abanico de frutas tropicales, canistel, anón, mamey, hicaco, guanábana, guayaba, piña, que hicieron la delicia de la naciente heladería. Cerca, expectante y atento, el ron estaba dispuesto a mezclarse en horchatas, batidos y refrescos para crear una gran variedad de exóticas bebidas.

 

En el año 1896, en Daiquirí, un paraje del oriente cubano, trabajaba un joven ingeniero americano llamado Jennings Cox, que en sus horas libres mezclaba todo tipo de ingredientes con el ron, buscando una formula especial para su gusto. Hasta que dio en el clavo con la simpleza del jugo de limón, azúcar, hielo triturado y bastante ron. Finalizó sus ensayos, había encontrado el rum sour ideal.

Un ingeniero minero de origen italiano, Giacomo Pagliuchi, entonces capitán del ejército libertador, se encargó de bautizar este cóctel como "Daiquirí" y llevarlo como un preciado elemento de su valija a la ciudad capital.

Otro capítulo paralelo a esta historia lo escribieron los soldados del ejército libertador, en sus guerras contra el ejército colonial español, ya que bebían con frecuencia una combinación de ron y limón a la que llamaban "Cancháchara". En 1898, las tropas norteamericanas del general Shafter desembarcaron en la zona sur y oriental de la isla, cerca de la playa Daiquirí y cuenta la tradición que el mismo general Shafter comentó que lo único que faltaba a la bebida de los patriotas era hielo, por supuesto muy difícil de conseguir en pleno campo de batalla. Ellos uniformizaron el nombre de esta combinación al llamarlo simplemente "Daiquirí".

 

A comienzos del siglo XX, La Habana es una hermosa ciudad, fina en arquitectura, de exquisita herrería barroca y una tremenda fuerza de cromatismo en sus paredes. En la bulliciosa calle del Obispo, atrae a las lindas de siempre La Piña de Plata. Mi amable guía me describe una escena de la época, cantando una dulce melodía... "habanera... que es un grito de espuma en la acera... la que huele a naranja y hierbabuena, la que tiene los pies de paloma y sabrosos, densos y gruesos, como dulce de coco, los besos... es su boca de púrpura y nata, un refresco de piña y horchata, tamarindo y almendra que perfuma la vida cubana...".

La venerable Piña de Plata está de aniversario, una centuria no pasa en vano, el viejo bodegón ya es una moderna "cantina" donde de sirven sofisticados cognacs, finos vermuts y perfumadas ginebras, pero su especialidad son los "compuestos" de fino ron, donde destaca el "Draque", en memoria del corsario más osado de toda la hermandad de los piratas del Caribe, Francis Drake, que por supuesto, en espíritu, los visitó numerosas veces.

Como centro de los festejos del centenario hay que hacer algo especial, muy especial... los propietarios le cambian el nombre al bar, eligen "La Florida", en clara alusión al pantanoso territorio español de Norteamérica que entonces dependía administrativamente de La Habana y abandonan su dulce estirpe de fruta fresca y argento. El común de las gentes lo bautiza con un diminutivo cordial: "El Floridita".

En 1913, en el bar del cercano Hotel Plaza, el cantinero español Emilio Gonzáles también ofrece a sus clientes "Daiquirí", según muchos es el mejor de La Habana. Quieren hacerle justicia al célebre "Maragato", que es el apodo con que se le conoce a Emilio en el ámbito de las barras, preparados y cócteles.

En 1914, llega al "Floridita" otro español, el cantinero catalán Constantino Ribalaigua Vert, natural de Lloret del Mar y poco después otro buen profesional, el chef francés Jan Lapont. Ambos le dan categoría y modernidad al local. Parroquianos de los cinco continentes admiraban la destreza de Constantino que en la barra con rítmico y enérgico batido mezclaba diversidad de licores y refrescos.

Solo unos años después, en 1918, encontramos en la puerta del Floridita, sonriente y satisfecho, al nuevo propietario. Está disfrutando el paso del tranvía que lo saluda con su acompasada campanilla... "Buenos días, Constantino... ¿le ha ido bien a este pescador español?"

Constantino Ribalaigua es sagaz, sabe que necesita algo especial, que lo distinga de todo otro lugar, lo llama estilo propio para "tomar el día". Él conoce todos los secretos de la barra, por lo tanto la respuesta está allí y no tarda en encontrarla. 

Con ayuda de su máquina de moler hielo marca Flak Mak, recién traída de los Estados Unidos, pica hielo, lo conserva en una caja con aislante y huecos en el fondo para mantener seca la nieve. Lo junta en una batidora con una onza y media de ron blanco, una cucharadita de azúcar, 5 gotas de marrasquino, el jugo de medio limón y lo sirve en una especial copa de boca ancha previamente helada. Ha puesto su sello al famosísimo "Daiquirí Floridita", que dará la vuelta al mundo de la mano de famosos de todos los sectores.

Después, una serie de estrellas de cine, de intelectuales y políticos, todos difusores vienen a Cuba y luego al Floridita a tomar Daiquirí. No podemos dejar de mencionar en primer lugar al Nóbel Ernest Hemingway, que dice de su infaltable cóctel, de todos los días: "esta bebida no puede ser mejor, ni siquiera parecida, en ninguna parte del mundo". Ocupa durante 20 años la misma butaca del bar, hoy separada por una cadena y enfrente servido, esperándolo, un fresco Daiquirí a la moda Hemingway. Es decir, doble medida de ron, sin azúcar, un poco de jugo de toronja, el jugo de medio limón y para coronar la cascada de hielo frapé y media cucharadita de marrasquino. Salud con Usted Don Ernesto...

jaimeariansen@hotmail.com      

CAIPIRINHA

LA HISTORIA DE LA ... Por: Christian Gómez Puente - A menudo cuando hablamos de un país, tenemos la necesidad de asociarlo a una imagen. Así cuando se habla de Francia se nos aparece la Tour Eiffel o lo mismo nos ocurre con Inglaterra y el Big Ben, Italia y el Coliseo, E.E.U.U y la estatua de la libertad y un largo etcétera.

Pero, ¿con que asociamos Brasil?...   Bueno, ya esta. Si lo primero que has pensado es en Ronaldhino y la selección canariña, estás equivocado. Si por el contrario tu amplio conocimiento cultural te ha permitido asociarlo al Cristo de Corcovado está mejor la asociación.    ¿Pero acaso no te has dado cuenta que estás en un panel de bebidas? Efectivamente, si tu eres uno de los pocos que ha pensado al instante en esa bebida helada de color verde-amarillento, creada a partir de Cachaça, estas actualizado. Y si todavía no sabes de qué estoy hablando es nada más y nada menos que del cocktail veraniego y carnavalero por excelencia, la Caipirinha.

La historia cuenta que la Cachaça se destiló por primera vez en 1532 tras la introducción del azúcar de caña en Brasil procedente de las islas Madeira portuguesas, por los colonos de esas tierras. En Brasil se producen más de un billón de litros de cachaça anualmente, comercializados bajo el nombre de más de 4.000 marcas distintas. Todo esto convierte a este aguardiente de azúcar de caña en la bebida nacional de Brasil. Sé que más de uno se habrá sorprendido pensando que este honor lo tenia el Guaraná.  

La Caipirinha, es un combinado excelente sobretodo para el verano, que recomiendo probar a todo ser vivo del planeta. Es una de las mezclas mejor logradas que existen y su preparación pese a que requiere algo más de tiempo de lo habitual, promete resultados extraordinarios. Poneros una camisa chillona, esas bermudas playeras que tienes guardadas en el armario y prepararle esta suculenta bebida a todos tus conocidos un fin de semana playero.  

 

Receta Original - Se prepara con lima, cortada en trozos medianos, y dos cucharadas de azúcar amarelo (azucar de caña), mezclado y exprimido mediante un mortero. A esta mezcla se le añade hielo picado, entre 2 y 5 cl de cachaça, y más hielo picado.  

Receta Comercial - Para la preparación de un delicioso vaso de la bebida se corta un limón (variedad Tahiti) sin pelarlo, en trozos de tamaño mediano, después se le añaden una o dos cucharadas de azúcar blanca o refinada, los trozos del limón son livianamente exprimidos, generalmente con un mortero de madera diseñado para tal función. Después se le vierte a la mezcla el hielo previamente despedazado en trocitos o cubitos, entre 20-50 ml. de cachaça y se agita.   Se suele presentar con pajitas, ya que el secreto de la caipirinha está en beber desde abajo, pues todo el jugo de la lima o el limón y el azucar queda ahí y poco a poco se va mezclando con la cachaça. Beber sin pajita no es recomendable, pues el sabor no es el mismo, arriba queda toda la cachaça sin diluir y está bastante fuerte

EL MARTINI

Instituto de los Andes - Panel: Cócteles Martini, el más sensual de los cócteles
Su curiosa historia


Getty Images
La aceituna es el detalle clásico del Martini.
Victoria Oviedo, Univision Online

Famoso por tiempo inmemorable, el Martini es el trago más glamuroso, chic, versátil y sensual de todos, con una historia tan interesante como sus variaciones que inspiran a beberlo en compañía.

Leyendas embriagadoras

Es bueno descubrir historias detrás de los nombres de los cócteles y así 'beber' la inspiración de quien creó un elixir. En el caso del Martini, hay varias versiones de su origen y fecha de inicio.


Algunos enólogos, como el peruano Jaime Ariansen Céspedes, dicen que el primer experimento comenzó en Holanda en el año 1500 para crear una bebida medicinal compuesta de enebro y el zumo de bayas destiladas, maceradas en aguardiente. La llamaron 'ginebra' y tuvo muy buena aceptación.

Otras teorías lo ubican en Italia, donde se mezcló ginebra con vermú, e Inglaterra, donde dicen adoptó su nombre del rifle Martini & Henry usado por el ejército británico, que daba un disparo seco, limpio y certero como el trago.

En América, varias ciudades de Estados Unidos se disputan su paternidad. Por ejemplo, a principios del Siglo XX en Nueva York, un barman de apellido Martini que trabajaba en el hotel Knickerbrocker, inventó la mezcla para ofrecer a sus clientes un aperitivo seco. Mezcló mitad de ginebra y mitad de vermú con unas gotas de naranja; enfrió su fórmula y la sirvió en una copa triangular helada, que con el tiempo derivaría en la imagen con la aceituna.

Otra leyenda data de fines del Siglo XIX en la ciudad de Martínez, California, donde un rico minero ofreció una recompensa  de oro al bar de Julio Richelieu a cambio de un estupendo cóctel. El minero eligió como ganadora a una mezcla de 3 partes de gin y una de vermú rojo con una aceituna adentro, y la  bautizó 'Martínez' en honor a la ciudad, que en ese entonces era un pueblo.

San Francisco no se queda atrás. Hace muchos años un barman acostumbraba poner a sus tragos un nombre relacionado con el cliente para quien lo había preparado. Un día una persona salió muy contenta por una mezcla de ginebra con vermú que el cantinero le había preparado.


Este no sabía su nombre pero sí que se dirigía al pueblo californiano de Martínez, así que bautizó su trago como 'Martínez', que en inglés suena como marteenee. Cada primavera, los habitantes de la bahía de San Francisco festejan en honor a su 'Dry Martini'.

Además, este cóctel ha sido -y es- tan popular que tuvo sus adeptos en el mundo del entretenimiento, de las artes y la polìtica.

  • Dean Martin. Este actor, cuyo verdadero nombre era Paul Dino Crocetti, formó la exitosa dupla con el cómico Jerry Lewis durante las décadas del 50 y 60 en Las Vegas. Tuvieron tanto éxito que los diseñadores de imagen sugirieron ponerle una copa de Martini en su mano, que además le iba perfecto con su nombre artístico. Ese cóctel y el cigarro fueron su marca registrada.
  • James Bond. El seductor espía de ficción creado por Ian Fleming no pierde ocasión para pedir su trago predilecto en casi todas las películas, más aún si la que lo sirve es una hermosa azafata, como en el filme 'Another Day to Die'.
  • Franklin D. Roosvelt. El ex presidente de los Estados Unidos (1933-1945) derogó la ley seca en 1933 y salió a brindar públicamente con un Martini. Se dice que a veces le agregaba un poco de anís o jugo de naranja.
  • Ernest Hemingway. Al célebre escritor y periodista le gustaba que su Martini tuviera 15 medidas de gin por una de vermú. Lo llamaba  'Montgomery', en alusión al militar británico aliado durante la Segunda Guerra Mundial, de quien se decía no entraba en combate si su ventaja no era de quince a uno respecto al enemigo.
  • Samantha Jones, de Sex and the City. El personaje sexy y deshinibido de la famosa serie, encarnado por la actriz inglesa Kim Cattrall, le pregunta en un capítulo a su amiga Carrie: ¿Es Martini puro o tiene una mezcla? para saber si el hombre al que acababa de conocer era heterosexual o gay.
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