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ENOLOGIA

UN ESPECIAL MERCADO DE VINOS

EL DE LA CIUDAD DE PARÍS
Un Monte de Piedad que acepta vinos - ADAM SAGE
THE TIMES/EL MUNDO 

En una fría y oscura bodega de París se almacenan algunos de los mejores vinos del mundo: 12 botellas de Château d'Yquem, una caja de Château Margaux y una botella de 1985 de Romanée-Conti, cuyo valor estimado asciende a más de 5.000 euros. "No lo toque", nos espeta un fornido vigilante cuando acercamos la mano al célebre borgoña. "Si lo tira, el seguro no lo pagará". Sus nervios son comprensibles, porque ésta es la primera vez en la historia que una entidad prestamista francesa ha aceptado el vino como fianza de los créditos concedidos a sus clientes.

La iniciativa la ha puesto en marcha esta semana el Crédit Municipal de París, la casa de empeños del consistorio. En 48 horas, ha recibido más de 200 botellas que tienen un valor total de 45.000 euros. "Nos ha sorprendido ver cuánta gente está recurriendo a esta práctica", dice Bernard Candiard, el consejero delegado, mientras acaricia una botella de champán Bollinger que vale unos 1.000 euros. "Nuestro experto en vinos no cabe en sí de gozo".

Candiard explica que ha decidido permitir a los parisinos empeñar vino porque es uno de sus activos más valiosos, dado que los burdeos y borgoñas más conocidos suelen revalorizarse con el paso del tiempo. "Si tienes una buena botella, su precio no va a descender e incluso puede que suba".

Añade que con esta iniciativa espera atraer a clientes que se mostrarían reacios a empeñar los objetos que habitualmente se llevan al Crédit Municipal, tales como joyas, relojes, cuadros y abrigos de piel. "Es mucho más discreto sacar unas cuantas botellas de vino de tu bodega que arrancar un cuadro de la pared o un collar del cuello de tu mujer. Los vecinos y la suegra no se van a dar cuenta".

Entre los parisienses que esta semana se han abalanzado sobre la oferta del Crédit Municipal se encuentra un médico que acudió con botellas por valor de 17.000 euros, incluido un Petrus de 1961, que muchos expertos consideran uno de los mejores vinos que se han elaborado nunca. En el Reino Unido se vende por 6.000 euros, de acuerdo con los portales de internet especializados en la materia.

Al médico le siguió una pensionista con seis botellas de Pomerol que llevó en una bolsa de plástico, con un valor total de 240 euros. Recibió un préstamo de 120. Según las normas del Crédit Municipal, al que en Francia ven como un servicio público muy lejano a la imagen que dio Dickens de las casas de empeños británicas, los clientes pueden obtener un préstamo por 12 meses equivalente a la mitad del valor de los objetos que dejen allí.

Candiard promete almacenar hasta 90.000 botellas en condiciones óptimas hasta que sus propietarios devuelvan la suma que se les ha prestado y reclamen su codiciado néctar. Aunque algunos amantes del vino pueden ser remisos a mover de la estantería sus mejores añadas, que resisten peor el transporte que el envejecimiento, el Crédit Municipal confía en superar todos los escrúpulos. Los expertos dicen que, si el vino está bien empaquetado, se transporta a temperaturas moderadas y se le deja reposar varios días después del traslado, recupera todas sus cualidades. Pero Candiard recuerda que muchos de los más antiguos nunca se consumen. En lugar de eso, se guardan como una reliquia familiar.

Las bodegas ,que se encuentran en el sótano del edificio del Crédit Municipal, construido en 1777, tienen una humedad del 80%, una temperatura constante de entre 12 y 13 grados centígrados y han sido equipadas con bombillas de baja intensidad. Pronto podrían estar abarrotadas, a juzgar por la afluencia de ciudadanos que está registrando la institución conocida popularmente como 'Ma Tante' (Mi Tía), después de que el príncipe de Joinville empeñara su reloj en la década de 1830 y le dijera a la reina Maria Amalia, su madre, que se lo había olvidado "chez ma tante" (en casa de mi tía).

"Aquí es como el departamento de accidentes y emergencias", comenta Candiard mientras camina entre una ingente masa de clientes que hacen cola ante 21 mostradores a la espera de que sus objetos sean valorados.

En los últimos cinco años, el número de parisienses que han hecho uso de la casa de empeños se ha incrementado un 35%. La mayoría de ellos eran mujeres. "Pero una de nuestras esperanzas en relación al vino es que también utilice nuestros servicios un mayor número de hombres", aventura Candiard. "Estoy seguro de que hay una gran demanda a la que podríamos hacer frente".

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