CONOCIENDO EL VIÑEDO
www.lugardelvino.com - El viñedo no es un todo, más bien una suma de partes (cepas) que se componen a su vez de otros elementos (racimos), formados a su vez por uvas. A la hora de muestrear un viñedo, es preciso dividir cuidadosamente la zona vitícola a controlar en unidades homogéneas de cultivo, donde se suponga que su producción resultará homogénea a lo largo de los años.
Se agruparán los viñedos o parcelas con la misma variedad y clon de cultivo, también los que posean un terreno de similares características, con microclimas parecidos, con los mismos sistemas de conducción, los cultivados de modo similar, etc.; de tal forma que antes de establecer una sistemática de control, se disponga de una clara información cartográfica de los lugares a donde se acudirá a la toma de muestras.
En función de la extensión de cada parcela o unidad de control, se realizará el muestreo de las vides, tomando salvo en casos excepcionales, un determinado número de granos de uva, suficiente por una parte, para representar mejor la superficie controlada, es decir su número en función de la extensión, y por otra parte disponer de material suficiente para realizar los controles analíticos que se desee establecer. Como valor mínimo es suficiente disponer de 200 a 250 bayas de uva por cada unidad de superficie muestreada, aunque en algunas determinaciones excepcionales la toma de muestras se hace con racimos enteros, siendo suficiente en este caso recoger un mínimo de 3 a 4 por unidad de control.
Unos sistemas prefieren seleccionar en la parcela de viñedo a muestrear, un determinado número de cepas sobre las que año tras año se realizarán los trabajos, eligiendo del orden de 6 a 10 cepas las más representativas y marcándolas adecuadamente para seguir en el tiempo su control. Es muy importante seleccionar adecuadamente estas vides, con objeto de que sus frutos representen como media la realidad del viñedo, no eligiendo ni las más vigorosas, ni tampoco las débiles; así como tampoco las situadas en posiciones topográficas altas, ni tampoco en las más bajas, etc. En caso de producirse desviaciones entre los resultados del muestreo y los de la vendimia cosechada, indicará una inadecuada selección de vides, la cual deber de ser rectificada en la campaña siguiente.
Otros sistemas no seleccionan una determinadas cepas, si no que el muestreo se realiza aleatoriamente entre las distintas vides del viñedo y mejor si se establece en una o varias calles de recorrido que atraviesen la parcela en las direcciones que comprendan mejor todas las diferencias o singularidades del mismo. Operando correctamente y con rigor, este sistema es preferible al anterior, porque elimina el riesgo añadido de realizar una selección de vides inadecuada.
Del mismo modo que con las vides, los granos de uva seleccionados deben representar a la media de las condiciones de maduración del viñedo, debiéndose instruir y mentalizar en este aspecto a las personas que realizan este trabajo; pues de su criterio objetivo dependen los resultados del estudio. Se tomarán bayas de racimos de cada cara de la vid, de racimos situados en las partes altas y también en las bajas, los que estén más expuestos al sol y los que se encuentren sombreados, etc. Dentro de cada racimo, se cogerán granos de uva de la parte alta y baja, los más adelantados o maduros y los más retrasados, los situados en la cara exterior y los de la interior, los de mayor tamaño y lo más pequeños, etc. Operando siempre con el criterio, de tal modo que si se repitiese varias veces este trabajo, siempre se obtendría el mismo o casi el mismo resultado.
La toma de muestras de los viñedos se comienza a realizar a partir del momento del envero, repitiéndose a lo largo del período de maduración, en un principio distanciándose una o dos semanas, para reducirse progresivamente a medida que se aproxima la fecha de la maduración y vendimia, pudiéndose llegar al final a determinaciones casi diarias. Un aspecto muy importante del muestreo, es que cada parcela debe evaluarse aproximadamente a la misma hora del día, para evitar desviaciones de datos motivados por las lógicas fluctuaciones diarias de las uvas y mejor si se hace pasadas las horas de posible rocío, es decir a partir de las 10 u 11 horas de la mañana.
La información recogida durante varias campañas, representa una fuente de datos de gran utilidad, para ajustar cada vez con mayor precisión la fecha óptima de iniciación de la vendimia en cada viñedo muestreado e incluso poder llegar a predecirla con bastante anticipación.
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