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ENOLOGIA

LA INFANCIA DE DIONISOS

LA HISTORIA DEL VINO - DIONISOS CAP: 02 

POR: ING. JAIME ARIANSEN CESPEDES

El Tutor.  Hermes era un Dios muy especial, a poco de nacer, en la cumbre de la montaña Cilinio, en Arcadia, ya dio pruebas inequívocas de creatividad y versatilidad, que unidas a la fascinación y simpatía  constituían sus principales características. Había inventado la lira y la flauta con las que deleitaba a todo el mundo, mientras recorría las comarcas enseñando a las gentes los secretos de la fertilidad de los campos. Era adorado por los agricultores y los pastores  que eran sus amigos,  mientras  jugueteaba y engreía a las Ninfas, con las que tuvo varios hijos entre los que destacan Pan y Dafnis. 
  
El fiel Hermes se puso en camino rumbo al monte Nisa, llevando a Dionisos en sus brazos. Esta paradisíaca montaña había sido el lugar escogido para que su pequeño hermano creciera. Era un lugar tranquilo, lejano y lleno de naturaleza, donde la vida destilaba todos los días su hermosura, expresándose en miles de luces de colores y aromas diferentes y embriagadores. Era el sitio más hermoso y subyugante que Hermes había visto en su vasto peregrinaje por todos los valles de la tierra.
La infancia de Dionisos transcurrió feliz en el monte Nisa, al lado de Pan,  hijo de Hermes y deidad protectora de los rebaños, pastores y cazadores, quien le enseñaba cada día a disfrutar y comprender las reglas  perfectas y maravillosas de la naturaleza. Al caer la tarde tocaba la Syrinx, o sea la flauta de Pan. Mientras el joven  Dionisos, atento, trataba de aprender como crear sus propias melodías.
Entre las miles de historias que Pan contaba a su joven discípulo, la preferida era la romántica y tierna que se refería al tallado de  su mágica flauta. A Dionisos le encantaba escuchar una y otra vez cómo la hizo, con la caña en  la que se transformó la ninfa Syrinx, mientras huía envuelta en el torbellino de su atormentado amor. Cada vez que contaba esta historia cambiaba la melodía de fondo que acompañaba al relato, mientras Dionisos se acurrucaba en la hierba alta disfrutando plenamente del follaje, imaginando cada una de las escenas románticas de los jóvenes amantes.
 
Pan, tenía otro relato favorito,  por supuesto él era el protagonista. Tomaba aire, hinchaba el pecho, mientras relataba su epopeya en la batalla de Maratón, cuando con su estrategia y valiente acción provocó el pánico que hizo huir a los persas. Acompañaba este relato con un histriónico fin de fiesta de clarines y trompetas, mientras él mismo se coronaba con una guirnalda de ramas de pino.
Los días pasaban felices para Dionisos en esa bucólica atmósfera, unos días jugaba con los Paniscos,  que eran una especie de duendes del bosque alegres y despreocupados, especialistas en sueños y pesadillas. Otros días, con las Ninfas, jóvenes doncellas, espíritus benéficos de la naturaleza que llevaban una vida de deliciosa libertad, cantando y danzando. Las Ninfas estaban comprendidas entre las divinidades de la purificación y la profecía. Las obras de arte las representan como doncellas seductoras, ligeramente vestidas o completamente desnudas,   cubiertas de flores y guirnaldas. 
Hasta que llegó el cumpleaños número quince de Dionisos;  Pan y sus amigos le prepararon una alegre fiesta en medio del bosque, lo especial fue la presencia de Hermes. En los últimos años sus múltiples ocupaciones no le habían permitido estar mucho tiempo con su protegido y hermano menor, ahora que llegaba el tiempo en que Dionisos se convertía en adulto,  había que ofrecerle un presente muy especial.
  
En el momento central de la fiesta, Hermes toma la palabra y brinda diciendo: "Dionisos, querido muchacho, eres una persona de alma noble, tu vocación por enseñar cosa útiles a la gente del bosque y tu amor por la naturaleza te han hecho ganar el respeto y cariño de todos los que te conocen y esto me causa gran satisfacción. Para celebrar tu paso a la vida adulta deseaba hacerte un regalo muy especial y he pensado mucho en este hecho y al final estoy seguro que he acertado en la elección" y entrega a Dionisos una delgada planta con escasa hojas.- Se llama Vitis, prosiguió, y con el jugo de sus frutos, las uvas, alimentarás y saciarás la sed de la gente y les proporcionarás amistad, alegría y buena voluntad, que es lo que más necesitan los hombres. Tu, Dionisos de Tebas, serás el encargado de cuidar esta nueva especie, reproducirla y extenderla por el mundo entero. Que la fuerza divina te ilumine y acompañe.  
A los pocos días Dionisos estaba listo a partir rumbo al futuro y a cumplir con su destino, pero no marchó solo, el bosque estuvo alborotado y las adherencias para acompañarlo fueron múltiples. Los más alegres y divertidos personajes del bosque, Sátiros, Ninfas, Paniscos y Deidades formaron una formidable comparsa alrededor del viajero, también integró la comitiva Sileno, el viejo maestro de los bosques, el predicador de las fuentes, el que tenia de gran ascendencia sobre Dionisos.

jaimeariansen@hotmail.com

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