HISTORIA DE LA VID
HISTORIA DE LA VID
ENOLOGÍA 1 – INSTITUTO DE LOS ANDES
CAPITULO 1 – CEPAS AGRO
Discusión enviada por: Giannina Vergaray - Historiadores e investigadores han encontrado dificultades para determinar siquiera unas fechas aproximadas en las etapas del cultivo de la vid en los albores de la historia. No se conoce el lugar exacto donde por primera vez el hombre llegó a domesticar el viñedo, pero seguramente ocurrió cuando un remoto antepasado prehistórico tuvo la suerte de encontrar un racimo de uvas, exprimirlo y retrasar el consumo del zumo hasta que éste hubo fermentado. A partir de este momento nació el arte del vino.
En cualquier caso, el paso de la viña silvestre a la viña cultivada, en los orígenes de la historia humana, sigue siendo hoy un misterio. Pero, aparte de mitos y leyendas, no hay duda de que esta mutación fue el resultado del trabajo del hombre, una labor progresiva, realizada a través de los años, hasta que, por mutaciones de cultivo y continua selección, se obtuvieron viñedos hermafroditas, que ofrecían menos dificultades que las vides silvestres, las cuales eran, en su mayoría, de sexos diferentes.
Algunos historiadores suponen que el hombre conoció el vino antes de que aprendiera a cultivar las uvas, posiblemente desde que el género Vitis, que comprende todas las vides domésticas, hizo su aparición en la Era Terciaria. No se sabe cuándo ocurrió esto, pero se han encontrado algunos restos arqueológicos vitícolas que pueden ayudarnos a poner una fecha aproximada. Se conoce una cepa fósil de más de 50 millones de años, la Vitis sezanensis, que se ha encontrado en la región de Champagne y sería parecida a cierta variedad actual que se cultiva en California.
Hace unos 12 millones de años, antes de la aparición del hombre, durante el Plioceno, se desarrollaron diversas variedades de Vitis, entre las que se citan la Vitis ausoniae y la Vitis vinífera selvática o labrusca, que todavía puede encontrarse en bosques semitropicales de Estados Unidos (Carolina y Mississippi).
Restos de viña salvaje se han encontrado en el centro de Francia, en el suroeste de Suiza, en el Alto Rhin, en la cuenca del Danubio, en Ucrania y en España. La Vitis labrusca se cultiva todavía en el nordeste de Estados Unidos, en Colombia, Brasil, Suiza, en el norte de Italia y en zonas de África y Asia. Entre las especies de viña silvestre, la llamada caucásica dominaba en Asia Menor, donde hasta tiempos recientes se vendimiaban sus uvas.
Con respecto a la utilización de estas viñas para la elaboración de vino, hay que saber, para empezar, que los antropólogos coinciden en que las bebidas fermentadas a base de frutos (moras, peras) o granos (maíz) eran conocidas ya hace unos cien mil años por los primeros homínidos. No obstante, este sistema fue perfeccionado por los hombres de Cro-Magnon y por los habitantes de poblados lacustres, hace unos 8.000 años.
Aunque no puede asegurarse que el Oriente Medio haya sido la cuna de la viña domesticada, es decir, de la Vitis vinifera, sí se sabe que la Vitis vinifera silvestris sobrevivió durante la era glacial entre el Mar Caspio y el Golfo Pérsico. De esta planta derivan tres especies importantísimas: la Vitis vinifera pontica, procedente de Mesopotamia, Armenia y Asia Menor, que fue llevada a Europa por los fenicios y dio origen a algunos de los vidueños blancos actuales; la Vitis vinifera occidentalis, cultivada a orillas del Nilo, que es la madre de la pinot noir; y la Vitis vinifera orientalis, cultivada en el valle del Jordán, que podría ser la antepasada de la cepa chasselas.
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